Admiración y reconocimiento

       Éramos unos adolescentes cuando se supo la noticia: Tomás padecía gonorrea, enfermedad terrible de la cual ni idea teníamos…
       Fue la noticia del año escolar, si hubiese habido algún certamen, el primer sitio lo hubiera ocupado sin duda la espantosa noticia, por otro lado se nos había anticipado. Había tenido relaciones sexuales antes que nosotros y aquello era envidiable, aún considerando el peligro de la enfermedad.
       Tomás vivía con sus tíos ya que sus padres tenían su casa en el campo, al parecer una de las chicas trabajadoras del pequeño negocio familiar, fue la responsable de que los tíos y el sobrino que también participaba en el festín, resultaran coronados.
       Algunos millones de unidades de penicilina resolvieron el problema y nuestro reconocimiento se acrecentó, cuando desde lejos contemplábamos a nuestro amigo rodeado de las chicas más hermosas de la escuela.