Revista de Invierno

Textos de Laura Olalla

En vísperas...

Extraída de Google

       Se lanzan los caballos al ruedo. Están agitados, sudorosos...
      Deben de llegar a la meta sea como sea, y se atropellan los unos a los otros.
       Hay que comprar ese último regalo que se ha olvidado, reponer los víveres en la nevera, < el cava >, el cual no va a ser suficiente; las uvas, que no pueden faltar. Preparar una mesa impecable con sus servilletas, velas y candelabros, las mejores copas y cubiertos de mesa, y no hay tiempo.
       La peluquería, el arreglo de manos, el corte de pelo, el vestuario para esa mágica noche, en fin, que yo me siento ya estresada leyendo todo este ritual de fin de año.
       He pensado que si no nos da tiempo llegar a la meta que nos habíamos trazado antes de que termine el año tampoco lo veo un mal plan. Cuando den las doce y con la primera uva que tomemos, ya estaremos en disposición de dar el primer paso, pues tenemos en nuestra alacena lo principal: esa madeja de hilo con ideas, y proyectos, y podremos, desde la primera campanada, comenzar a tejer nuestro nuevo sueño. 
       ¡Feliz 2016!

Revista de Invierno

Textos de Nataly Jorge

Fantasmas del ayer



Y en este silencio herido
por fantasmas del ayer
me han dicho que está prohibido
que yo te vuelva a querer.


Fueron años de locura,
años de intenso placer
y yo no encuentro la cura
¡a este dulce padecer!


Este poema resultó finalista asimismo en el Concurso “Versos desde el corazón” fallado en el pasado mes de noviembre de 2015.

P.D.  El requisito para participar en el concurso fue de que el poema tuviese como máximo 9 versos.

Revista de Invierno

Textos de Lola Álvarez Feito

Zapatou



No os perdáis este vídeo por nada del mundo. A pantalla completa es extraordinario. ¡A disfrutarlo! Y a ver si veis la referencia a EnR.

¿Cómo será?


        En breve terminaremos el ciclo de 365 días - cuando no es bisiesto - y recibiremos al Nuevo Año. Y se me ha ocurrido compararlo con la emoción que siente un niño cuando sabe que va a recibir un nuevo regalo, y que a la vez, se hace la siguiente pregunta: 
       - ¿Cómo será, qué traerá, me gustará?






   
       Este año lo vamos a despedir a conciencia, ya sabemos casi todo lo que nos ha ocurrido, hemos pasado por todo, o casi todo. Hemos tenido éxitos, alguno que otro fracaso, hemos sufrido, amado; tenemos salud, unos menos que otros, pero lo más importante es que estamos vivos, y por ello, hay que dar gracias a Dios. Así que cojamos ese regalo de vida, y atravesemos el umbral del nuevo año con júbilo, con esperanza, con amor, y ahora no sé cómo… me ha venido a la mente “un zapato”.

        Siempre tengo problemas cuando es nuevo, no me adapto, me molesta, y tengo que ir al zapatero - varias veces - hasta que logro amoldarlo y empiezo a caminar.

       Si tenemos Fe, ilusión, esperanza, confianza en nosotros mismos y nos esforzamos, y además, tenemos la capacidad de soñar siquiera una vez como niños, estaremos en disposición de abrir por nosotros mismos esa puerta, y alguien nos tenderá una mano para seguir adelante.
      Que si el zapato no nos calza bien al principio y nos molesta, pues le ponemos “una tirita” y a seguir caminando,

        Os prometo que yo estaba viendo la Tele, hoy día 21.12.2015, y de pronto, me he levantado del sofá y me he llegado hasta aquí, a la cocina, y me he puesto a escribir sobre la encimera; y lo gracioso de todo esto es que lo estaba escribiendo para mí. Yo estaré sola en Noche Buena, y asimismo el día 31, por determinadas circunstancias. Pues sabéis lo que os digo: ¡Me comeré mis uvas tan ricamente! Hasta me he comprado hoy el ajuar: una blusa de tirantitos con su torerita, y además, como es tradición “la braguita roja”. Quiere decir esto que me arreglaré para mi, para estar guapa y alegre, para esperar el nuevo año como se debe de esperar, con el corazón rebosando alegría.

      Y ahora he pensado, que si esto que he escrito para mí, puede servir también a alguien que va a estar solo en estas fechas- para que se encienda una pequeña llamita dentro de su corazón- no habrá sido en vano el no haber finalizado la programación de la TV, que era pésima, haber descansado del Facebook al menos durante media hora, y tampoco habrá sido en vano el haberme levantado del sofá,
porque gracias a ello, y porque hoy estoy un poco sentimental, es que he tenido la ocasión de poder   hablar contigo y de abrirte mi corazón!

       “Mientras el corazón late, 
mientras el cuerpo y alma siguen juntos, 
no puedo admitir que cualquier criatura, 
dotada de voluntad, 
tiene necesidad de perder la esperanza en la vida”.

Julio Verne




El universo Tolkien

Los antecedentes.

Extraída de Google
       John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973) es conocido fundamentalmente por ser el autor literario de El Hobbit y de El Señor de los Anillos, y Peter Robert Jackson (1961-...) por trasladar a imagen cinematográfica ambas novelas.
       En el El Señor de los Anillos Jackson se limita a seguir la historia que narra el escritor, con alguna pequeña licencia de reajuste de los elementos de la obra impresa. Tres libros forman el total de la épica aventura de los anillos: La Comunidad del anillo, Las dos torres, El regreso del rey. Así también en la gran pantalla.
Extraído de Google
       En el caso de El Hobbit, Jackson va más allá. No se trata del salto a otro formato, de papel a imagen y sonido. Aquí se trata de recrear, de interpretar, de magnificar una historia y llevarla a la altura de una súper, súper producción. De ahí que lo que en un principio textual es un único cuerpo, en la gran pantalla alcanza la estructura, que no la extensión, de la narración de la del anillo: Un viaje inesperado, La desolación de Smaug, La batalla de los cinco ejércitos.

       Jackson ha difundido la obra de Tolkien a nivel planetario, sí, pero a la vez ha planteado una nueva visión de lo cinematográfico, cuyos puntos fundamentales son dos:
       - Primero. El estreno en salas de cine de cada una de las entregas en un mes y año determinados. Nadie hasta ese momento había potenciado la expectación por un espectáculo cinematográfico de esa manera antes.
       - Segundo. La venta a posteriori en formato digital de las cintas reproducidas en salas comerciales pero en versiones extendidas, a modo de reclamo para la siguiente entrega, por un lado, y de detalle de lo contado por otro.

       Ante esto queda claro que Jackson es una persona metódica y cuadriculada, un autor que imprime ritmo a sus creaciones. Así El Señor de los Anillos tiene tres partes, lo mismo que El Hobbit. Los formatos electrónicos de las versiones extendidas vienen en paquetes de cuatro DVD, de los que dos son para cada entrega de la película, dos para apéndices del rodaje... O sea, que te encuentras con que si quieres visualizar en tu ordenador la película entera, por ejemplo de El Hobbit, tienes que utilizar al menos seis DVD: dos para la primera parte, dos para la segunda, etc. Lo mismo en el caso de El Señor de los Anillos.


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La noticia.

       Y esto no deja de ser un engorro.
       Puestos en contacto con Jackson, hemos conseguido que nos ceda para uso exclusivo y privado de los socios de EnR un único fichero para cada una de las películas. El Señor de los Anillos, las diez horas, veintiocho minutos y treinta y dos segundos de proyección de la película en versión extendida, en un único fichero de nombre SA.mp4. Lo mismo para las siete horas, cincuenta y siete minutos, dos segundos de El Hobbit (HB.mp4).


Pincha en la imagen para más detalles.


Pincha en la imagen para más detalles.



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Datos de los ficheros.


... de El hobbit:

Tiempo de reproducción 07:57:02



... de El Señor de los anillos:




Tiempo de reproducción:10:28:32


El regalo.

       Si eres socios y quieres tener esta joya, en exclusiva, y sólo en el día de hoy, pincha







El Monstruo


       Hoy es domingo, y se le ha aparecido un monstruo. La está acechando y ella siente un miedo espantoso. Tiembla de estupor, jamás se había enfrentado a tal gigante.
      Ella, una muchachita de pueblo, indefensa, sin ápice de maldad en su corazón, y se decía a si misma, sumida en la más tenebrosa congoja: 
       -¿Qué he hecho señor? No creo merecer esto, pero, ¿por qué me ataca?
       Lo tiene frente a ella, le gruñe de un modo pavoroso, y siente que su corazón le late a destiempo. El escenario es dantesco. 
       Observa que de aquel cuerpo salen tres deformes tentáculos. En uno de ellos un aspirador, en el otro la escoba, y en el otro el plumero…
¡Oh! … Y se desmayó.




Revista de Invierno

Textos de Alejandro Pérez García

Un Sueño por Navidad





       Nunca le ha gustado el trabajo de la casa, y la tiene casi siempre “patas arriba”. Hasta a veces ha invocado a San Isidro para que le envìe un Ángel, y le eche una mano.  La ordena un día, y a los dos días siguientes, como por arte de magia, otra vez está desordenada. Y cuando tiene intención de coger el aspirador, o la escoba, depende del lugar de la casa en que esté, le viene a la mente un poema, se dispersa, y se pone a escribir.
       A veces, como ahora, se siente muy mal, porque le gustaría ser como su amiga, la cual es “asquerosamente” ordenada. No tiene “ni un trapito” fuera de lugar.
       Le gustaría…”clausurar” su casa y marcharse a una editorial. En su despacho, un ordenador grande, una ventana a la calle con mucha luz, una cesta con infusiones (te verde, te negro, zumos) y varios packs de galletitas sin azúcar, a la cual es adicta. Eso sí…se llevaría con ella a su grupo de amigos: Marco (el mosquito), René (el pato), a Lulú (la ratoncita del bar) Milly (la ranita traviesa), ¡al caracol y al conejo!, Antón (el sapo pianista), ¡Carlos!…su amigo el ratón, y también a ese otro personajillo travieso, que halló una vez, cuando viajaba en su Nave espacial...además de otros. Por supuesto, de su brazo iría… “su fiel mariposa”.
       - Hey tú, despierta, y ponte a trabajar, hay mucho que hacer en casa.
       -¡Puff! ¡Qué despertar!
      -¡Me marcho a fregar el suelo! Y a lo mejor, por el camino, me encuentro el calcetìn de mis sueños colgando de la chimenea de los deseos.

Revista de Invierno

Textos de Manuel Martínez-Carrasco Tabuenca

Líquido elemento


¡Oh claro honor del líquido elemento,
dulce arroyuelo de corriente plata,
cuya agua entre la hierba se dilata
con regalado son, con paso lento!

Luis de Góngora.



Cayó mi corazón y se hizo trizas
ya no sé  componer tanto recuerdo,
tanto pellizco, amor y lunas rotas
tanto silencio oculto en las paredes.

Ayer busqué una vida que hace aguas,
nada  entre dos mundos subterráneos.
No sé lo que es amar sin condiciones
cuando es solo la sangre lo que ata.

Yo lavo mi conciencia algunas veces,
y mis manos se ensucian,
se derrite la noche ante mis ojos,
savia que contamina los sentidos.
No paran de crecer las malas hierbas.

El tiempo derramado por la mesa,
sigue surcando el cauce de ese río
por llegar a buen puerto en mala hora.

Hoy no marcan en punto los relojes

                                                     es demasiado tarde.



El belén de los indignados

Extraído de Google

       Estoy indignado, indignadísimo, tanto como cuando el quince eme. La vaca está deprimidísima, lanza unos mugidos tan lastimeros que más parecen aullido de lobo. Al asno se le quebró un diente anteayer, mientras intentaba llamar la atención de un niño regordete del otro lado del escaparate: eso de dejarse caer por el acantilado al estilo supermán tiene sus riesgos. Y yo, como protesta, he dejado de mover mis alas y me he quedado inmóvil, sobre la teja más alta de esta Posada de La Anunciación.
       Todos estamos indignados, indignadísimos, todas las miradas se van al nuevo, al caganer de la coleta.







Crimen y castigo

La magia de Un Rey Mago

       Eran tiempos difíciles…el padre había perdido su empleo, y la madre, cosía cada noche hasta altas horas de la madrugada, a fin de ayudar al sustento diario de la casa.
       Se avecinaba el Día de Los Reyes Magos, y su única hija pedía una bicicleta. Su madre trató por todos los medios de convencerla respecto a aquél abrigo verde que habían visto en la tienda, y que era el mejor regalo que podría pedir al Rey Melchor. Pero la niña deseaba, más que cualquier otra cosa en el mundo, tener una bicicleta y de momento tuvo una idea:
       - Mami, no hay problema, ustedes me compran el abrigo, y Los Reyes me traen la bicicleta.
       Al final, la madre no tuvo más remedio que desvelar el misterio de Los Reyes Magos, el cual, aún con doce años de edad, para aquella niña resultaba algo inverosímil. Cada año recibía los mejores regalos, y su primo, al que le llamaban Papito, le decía siempre: 
       - ¡Los Reyes Magos no existen! 
       Pero ella lo desmentía rotundamente...
       - ¡No!.estás equivocado, porque mami y papi nunca me hubiesen podido comprar todo esto.
      Y llegó el Día de Reyes, y al levantarse, encontró colgando de una percha el abrigo verde, sonrió, y dio las gracias. Su padre entonces le dijo: 
       - Mira detrás de la puerta.
       Y allí estaba…una preciosa bicicleta de color verde, con sendos “rabos de gato” (adorno) colgando de cada manubrio
       - ¡Y además, tiene timbre!

       Aquella niña era…soy yo. 
       Y quizás, porque esta misma fecha se repite cada año, me ha venido a la memoria aquél día, y pienso que muy bien podría reflejar la situación que muchos padres podrían estar atravesando actualmente, a fin de complacer a sus hijos, y conservar en sus corazones la magia de Los Reyes Magos. 
       Hoy, he querido relataros esta historia, a la vez que agradecer a mi padre, que hace tiempo me falta, su gran sacrificio y cariño para que yo viese realizado mi sueño. Sé que estará sonriendo cuando lea esta historia. 
       Yo estoy llorando en este instante. 


       También comentaros que mi madre dijo: 
       - Miguel, si yo hubiera sabido que le ibas a comprar la bicicleta a la niña, yo no se lo hubiese contado.






Yo, Babieca

Extraído de Google

Los caballos perdimos honor y dignidad
cuando los hombres nos domaron.
¡Qué humillación y que ignominia
el tener que llevarlos encima de nosotros!

Los caballos odiamos al jinete
y nuestro único deseo
es arrojarlo a tierra y desnucarlo.


Yo tuve suerte al conseguir la gloria.
¡Soy Babieca el caballo del Cid Campeador!


Era muy corpulento el Cid Campeador
y a su peso había que añadir
el peso de la espada y la armadura.
Y así días y días,
jugándome la vida en cien batallas,
recorriendo caminos polvorientos,
sucio, escasamente alimentado
y sin ninguna yegua con quien dulcificar
las penas de mi espíritu
con los placeres de la carne;
me he ganado la fama.


El Cid fue un hombre digno,
extraña condición en los humanos,
y yo guardo por él un gran afecto
que si los míos descubriesen
a coces, sin dudar, me matarían.


Y ya después de muerto,
aquí en el Paraíso Equino,
para no olvidar tantas hechos gloriosos,
cuando la luz declina,
pese a que está prohibido, a hurtadillas leo
un libro singular que narra nuestras gestas:
El Poema del Mío Cid.




... de "Mis personajes se pasean por La Red", 
Tomo II, Vision Libros, 2012

Asiento Nº 2

Extraída de Google
       En el asiento número dos, al lado del profesor, viaja una jovencita. Lleva unos zapatos planos decorados con pedrería de baratillo, unas medias rojas de lana, una falda negra muy corta, una camiseta blanca y sobre ella una liviana y transparente blusa multicolor con grandes rosas rojas y amarillas. Es obvio, no quiere pasar desapercibida. Llama la atención, sí. Y si a esto le unes el perfume, una esencia de primavera, o quizás un agua de capullos recién cortados, ya tienes el mensaje completo, la imagen que quiere mostrarnos.
       La miras y ves los contrastes, hueles la primavera; pero si te detienes un instante, si miras más despacio, entonces ya ves otras cosas. Ves, por ejemplo, la pequeña atrofia del pie derecho, y, por ello, la diferencia de longitud entre una pierna y otra. Imagínatela pues ahora andando, descubriendo esa cojera. Todo de nacimiento, nada de accidentes de moto ni nada parecido. Y si te detienes todavía más, si te fijas bien, ves que en donde debiera estar la mano derecha hay una curvatura brusca, una especie de gancho con dedos diminutos, sin fuerza, inservibles. Imagínatela ahora, seguidamente, sentada a una mesa en un restaurante, las dos manos sobre el mantel inmaculado.
       La cara de la muchacha es alargada, huesuda, sin pintar. Los labios carnosos sobre unos dientes irregulares pero limpios, muy blancos. Sabemos esto porque sonríe. Sonríe mucho, como si el mundo entero tuviera una cierta dosis de comicidad.
      El profesor, a su lado, es un bulto gris. De pronto se vuelve hacia ella. La mira y le pregunta:
       — ¿Por qué sonríes siempre?
      A ella se le estiran los labios hacia las orejas, instintivamente. Los ojos se le llenan de ternura, como si estuviera viendo el dolor en el corazón del profesor. Luego, con una voz suave, casi como una caricia, dice:
       — Donde hay vida hay esperanza.
       El profesor se pone a llorar.



Fragmento de "El autobús 538 (Made in Burujón)",
Visionet, 2010


La casa

Extraída de Google

       El derecho a la vivienda es un derecho constitucional. ¿Quiere esto decir que toda familia ha de tener por ley una vivienda en propiedad? Es evidente que hoy por hoy esto es un mero "desideratum". Así pues, y mientras tanto, un país moderno debe dotarse de un parque de viviendas en alquiler que haga posible el derecho constitucional al que aludimos.con alquileres asequibles, que incluso,han de estar subvencionados parcial o totalmente según los casos de mayor o menor precariedad familiar.
      En cualquier caso, lo que debería ser incuestionable es que no se debe desahuciar a ninguna familia sin que antes se le proporcione una alternativa para su digno alojamiento, y naturalmente después de haber agotado todas las posibilidades de ayuda por parte de las entidades financieras y, en su caso, de las administraciones públicas para que nadie pierda su hogar y para colmo se quede después en la... "desapacible" calle.
       Digo yo: ¿Hay alguien que no entienda que el hogar que abriga a la familia es mucho más que un montón de ladrillos?

Pues, ¡A VOTAR EN CONSECUENCIA!


LA CASA

Nunca hubieses pensado
que no fuese tu casa
la casa en que naciste,
la casa de tu infancia.

Eres tan solo un niño,
descorrido el cerrojo como siempre,
has salido a hurtadillas
mientras todos dormían.

Forman corro los chicos en la calle
y juegan a las cartas;
tú lo tienes prohibido,
observas las jugadas...

La tarde es calurosa,
pero la voz de un mozo
te congela la espalda
cuando por él te enteras:

- “Tu casa no es tu casa…
¿No sabes lo que ocurre?
- “Maldita sea esta tarde de verano!
¡Maldita sea mi estampa!”

Pasados ya los años
cuando las canas pintan ya tu barba
te vienen los recuerdos
de tu añorada infancia.

Pero ahora estás seguro:
la casa de tu infancia,
la que te vio crecer y te guardaba
nunca ya podrá nadie arrebatártela.



... de EL ÁGUILA DE FUEGO CON LAS ALAS DEL TIEMPO, 
Huerga y Fierro Editores, 
Madrid, 2013

El retorno de la infancia



       De repente aparece esta película otra vez en mi vida. ¿¡Cuántos años después de aquellas noches de pesadilla!? ¡Qué ingenuidad mía la de entonces! ¡Y qué cantidad de cartón piedra y de música galáctica la de esta vieja, muy vieja historia de terror que ahora me parece sólo de suspense! 
       Está claro que ya no soy el mismo, que aquel niño de entonces hace muchos años que murió a manos de este otro monstruo del espacio con el que cohabitamos, aquí, en la tierra, en nuestra misma casa, todos los días de nuestra vida. 

       Su nombre es Tiempo.



Defunción



Hoy ha fallecido mi tía
Nicolasa Ramos Rodríguez.

Os ruego una oración por su alma.

Batalla antigua


Al otro lado habitan los recuerdos.
De vez en cuando afloran a mi mente
y batallo con ellos y los venzo.


A veces no es tan fácil porque cargan
con todo su arsenal y su locura
contra mi paz y mi equilibrio extraño,
tan débil, tan reciente.


Vacilo. Me derrumbo. Lo desconozco todo.
Recupero después el ritmo de mi vida
pero, en esos instantes, tengo miedo.


Me pregunto si es esto lo que quiero.
Si voy a ser feliz en esa lucha
o, quizá, debería abandonarme,
perderme como antes, como siempre,
por esas sendas viejas y escarpadas,
donde una vez deposité mi alma.


Al otro lado habitan los recuerdos
que crecen y me abruman
desgastando mi mente, poco a poco,
con su verdad espesa y suplicante.


Escarabajea...

                   Escarabajea, pincha, y bota,
                   y va al pardo a por bellotas

Extraído de Google




Homenaje emocionado al peón 
de mis juegos infantiles







Un futuro astronauta,
el espacio conquista mientras baila el peón.
¡El Cosmos en la arena y a sus pies!


¡Gira la perinola!
¡Gira la perindola!
¡Girando la moninfla, la galdrufa,
el peón, la peonza,
el trompo y la zaranda!


En la constelación de la Galdrufa,
entre los inquietantes asteroides
Peón, Trompo y Peonza,
la Zaranda se mueve
en torno a la Moninfla.


La Perinola
es un satélite gemelo
del misterioso Perindola,
ambos alrededor de la Moninfla,
con igual perihelio
que rige a la Zaranda.


Es un viejo peón descalabrado
que al recorrer distancias siderales
se hunde en el abismo de negros—agujeros.


Confundiendo al rotar equinoccio y solsticio.
¡En el Ártico cálidos otoños!
¡Gélidos despertares allá en el Ecuador!


Un humilde juguete
que tiene la osadía de soñar.



... de "Mis personajes de pasean por La Red", Tomo II.
Colección de Poesía Claves Líricas
Visión Libros, 2012

Un hombre sencillo

Extraída de Google



Esto era un hombre sencillo que escribía. De madrugada, en la mañana; y en la tarde. De vez en cuando paraba, dejaba caer el bolígrafo sobre la mesa, y escuchaba pasar su vida.

Un roto en el cielo

Extraída de Google
       San Rafael de los Sueños era una aldea tranquila. Tenía todas las fachadas de las viviendas pintadas de blanco, los tejados nuevos; grandes ventanales de cristales siempre limpios, siempre relucientes. La luz azulada de la estrella Alastaí caía lánguidamente sobre las hojas de los árboles, sobre las diáfanas aguas del arroyo, sobre las calles empedradas, sobre el asno y las alforjas y el sombrero de paja del labrador. El aire de la sierra bajaba fresco desde la altura de las montañas lejanas, siempre cargado con algún perfume: romero, albahaca, manzanilla, o alguna nostalgia de las alturas y los acantilados.
       Las gentes de San Rafael eran de trato sencillo, como coger una manzana de un árbol o una pera de la faltriquera de la abuela; por lo general altos, de más de metro setenta, de relucientes cabellos dorados y bellos ojos claros. Hablaban sin tapujos. Sonreían siempre, cantaban sin parar. En los atardeceres, mientras las madres preparaban la cena, los padres sacaban las mecedoras al porche, reunían a los niños y les leían en voz alta cuentos de princesas encantadas y de caballeros valientes. Los jueves, según manda la ley, se recitaba un pasaje del Libro de la Verdad.
       Toda esta historia de amarguras empezó un veintitrés de abril, por la tarde, cuando la señora Llanos amasaba un pastel de pomelo frente a la ventana, oculta de las vistas de los viandantes tras unas recias cortinas verdemar. De pronto, tras un suspiro y un “ay de mi”, fijó la mirada en el cielo impoluto y palideció; y a renglón seguido se vino abajo. La cabeza, sin entendimiento alguno que la detuviera, bajó velozmente hasta la reluciente tarima flotante que arropaba el suelo de la cocina. El golpe fue mortal. Y quedó allí tendida, enfriándose lentamente, bella y sola. 
       La primera vez que la señora Llanos se puso triste tras su inopinada muerte fue cuando intentó que el vestido que la cubría volviera a su lugar natural, más abajo de las corvas, y no pudo. Su cuerpo seguía allí, tercamente quieto, tercamente rígido, mostrando la deseada redondez de sus muslos. Comprendió pues que el mundo seguía su curso sin ella. Oyó el arrullo de las tórtolas en el jardín y deseó tener lágrimas para derramarlas. Esta necesidad la convirtió en nube. El alma enamorada de la señora Llanos se licuó, se evaporó, y finalmente ascendió a los cielos.




Hacedme un sitio a la mesa

Extraída de Google
Ha robado una gallina
y en su piso la ha guisado
con arroz y con patatas
que una vecina le ha dado.

El niño le dice al padre
“Papá, ¿ya tienes trabajo?,
¡qué bien!, podremos comer
todos los días del año;
los domingos y festivos
en vez de gallina, pavo.”
Y el niño ríe feliz
con su estómago saciado.
El padre también se ríe
que han comido al fin y al cabo.

Mañana quién sabe qué
podrá poner en el plato.
Pero, ¡bueno!, Dios dirá,
si de comer da a los pájaros…

Mas antes, como es de ley
que no en balde es buen cristiano,
irá a la iglesia del barrio
y al Padre que está en los cielos
le dirá “Padre he robado
del comercio una gallina
y me siento tan ufano.”
Luego se confesará
para borrar su pecado,

“Perdóneme señor cura
por haber llevado al plato
una gallína riquísima
sustraída con mis manos.”

Y, al salir, ¿sabéis qué hará?,
se irá al hiper caminando
y agarrando lo que pueda
ya sea carne ya pescado
asegurará el condumio
que no comer es muy malo.

Así, pues, queridos míos,
no sé si nos queda claro
si hizo bien o si hizo mal
este padre sin trabajo.

Pero artículo es del credo
para todo ser humano
que no hay confesión ni cura
que perdone el gran pecado
de no remediar el hambre.

Y colorín colorado
hacedme un sitio a la mesa
que este cuento se ha acabado.

El atentado

Antiguo Teatro Apolo.
Extraída de Google.
       El autobús ciento cincuenta cierra las puertas y sale de la parada origen en la Calle Cedaceros. Van cuatro pasajeros y el conductor. Una mulata con el reproductor mp3 a todo volumen mira la calle quedarse atrás, absorta en su música y sus pensamientos. Un joven con una carpeta marrón en las manos va leyendo unos apuntes. Y una pareja de jubilados se enlazan las manos y se miran como dos jóvenes enamorados. El conductor lleva un parche en el ojo izquierdo.

       Gira el autobús a derechas para entrar en la Calle de Alcalá. Hace su primera parada apenas cincuenta metros más allá. Suben otras doce personas. Y luego baja hacia la Plaza de Cibeles. Atrás queda el Círculo de Bellas Artes, la horquilla de unión con la Gran Vía y el recuerdo del Teatro Apolo, antes la Iglesia del Carmen Descalzo en la que Lope de Vega cantó misa por primera vez. Cuando le autobús llega a las puertas del Banco de España, a la altura del acceso peatonal para los funcionarios del Cuartel General del Ejército, explota la bomba. El aire se inflama. El pelo de la mulata arde como la paja. El cartón de la carpeta marrón del estudiante arde también como la paja. El amor de los jubilados se deshace en virutas de espanto y alimenta el hambre de la explosión. Los otros doce pasajeros gritan, sangran y mueren.

       El conductor del autobús se despierta sobresaltado. Son las tres en punto de la mañana. Se levanta y va al cuarto de baño. Se mira en el espejo. Ve el parche en el ojo. Hay una pequeña mancha roja que aflora hasta el esparadrapo desde el interior.
       — Mañana no iré a trabajar. No quiero que esto vuelva a ocurrir.
       Se vuelve a la cama, y se duerme enseguida.


Biblioteca Nacional de España.
Extraída de Google
       En este nuevo sueño el autobús está otra vez en la parada de origen de la Calle Cedaceros. Y hay cuatro pasajeros, como en el anterior, aparte de él con su parche en el ojo izquierdo.
       — Por favor bajen del autobús. Este viaje lo tengo que hacer solo.
       Los viajeros preguntan si pasa algo, los ojos llenos de extrañeza, razonan que si pasa algo que mejor que lo hubiera dicho desde el principio, que no les hubiera dejado validar el billete, que no les hubiera tenido sentados más de cinco minutos esperando la salida del bus; y si no, que no entienden a qué viene este desalojo. La mulata muestra su enfado haciéndole señas con un dedo de que está loco. El muchacho de la carpeta marrón dice que va a poner una denuncia, que no hay derecho, hacerles perder el tiempo de esta manera tan tonta. El conductor está drogado o bebido o se ha vuelto tarumba, piensan los pensionistas. Pero hombre del parche en el ojo izquierdo los va sacando del vehículo con amabilidad, sin palabras mal sonantes, con firmeza. Luego arranca el motor.
       El vehículo se pone en marcha, gira a derechas y entra en la Calle de Alcalá. Esta vez no se detiene en la primera parada, como en el sueño anterior, aunque hay doce viajeros, algunos de ellos haciéndole señas para que pare. Sobrepasa las puertas del Banco de España y del Cuartel General del Ejército. El conductor respira hondo, sonríe. Llega a la Plaza de Cibeles, enfila Paseo de Recoletos arriba. Hace parada en la Casa de América. Suben dieciséis pasajeros. Atrás se queda el eco de las tertulias literarias del Café Gijón, la alegría de los niños católicos sobre el verde de los jardines en las jornadas mundiales de la juventud. Cuando el autobús llega a las puertas de la Biblioteca Nacional, explota la bomba. El aire se inflama y los pasajeros del autobús gritan, sangran y mueren.

       El conductor del autobús se vuelve a despertar. El corazón le late ahora más violentamente si cabe que la otra vez. Son las seis de la mañana. Aparta las mantas y sale de la habitación. Entra en el cuarto de baño. Se mira en el espejo. El parche del ojo está teñido por completo de rojo. Hay incluso una gota de sangre que baja mentón abajo.
       — Definitivamente, hoy no voy a trabajar. No quiero matar a nadie más – dice mientras se limpia la lágrima roja, mientras mira al techo y aguanta el dolor minúsculo del tirón del esparadrapo que deja al descubierto el ojo enfermo.
       El conductor del autobús baja la cabeza mientras parpadea. Luego su mirada vuelve al espejo. Y un grito de pavor sale de su garganta.
       En su ojo derecho hay dos autobuses en llamas. 








Un susto en el futuro

Extraída de Google
11 de diciembre de 2015 

       El claustro está en sesión de evaluación. El director preside la mesa; es el que va cantando los nombres de los alumnos. Los otros profesores, siete en total, hablan primero de la persona: sus cualidades, sus actitudes, sus defectos; y justifican con más o menos detalle sus palabras, según cada uno cree necesario. Finalmente, y en relación con los conocimientos adquiridos de la asignatura que cada cual imparte, aprueban o suspenden a cada cual. 
       — Juan Francisco Ortega López — dice el director.
       Todos los profesores por unanimidad afirman que es un muchacho conflictivo, que no atiende a lo que se le dice, que no responde con prontitud a los requerimientos, y que siempre lo hace airadamente; que se inclina siempre a la violencia cuando se le contradice. Las notas son todas desfavorables.
       El director frunce el ceño y pregunta:
       — ¿Queréis que le llame a capítulo y hable con él?
       Los siete asienten.


14 de diciembre de 2015 

       El director del instituto está en su despacho. La luz entra en la estancia desde una ventana en lo alto de la pared que hay a su espalda e incide directamente en la silla que tiene al otro lado de la mesa: él está sentado en la penumbra. El suelo de la sala es de madera y muestra aquí y allá extrañas marcas, como arañazos de una alimaña hambrienta. Hay una estantería con libros a su izquierda, y unos sofás arrimados a una mesa camilla a la derecha, en el ángulo más oscuro. Alguien llama a la puerta.
       — Pase, pase — dice el director.
       La puerta se abre y muestra a un muchacho pelirrojo un poco desaliñado, con pecas en los mofletes y mirar perdido arriba de un corpachón que se levanta casi hasta los dos metros.
       — Me ha dicho el profesor de mates que quiere verme — dice. 
       — ¡Ah!, sí, Juan Francisco, entre, cierre la puerta y siéntese.
       El alumno hace lo que le dicen. No hay ni una mota de temor, ni un gesto de nerviosismo en todo su ser. Cruza la pierna derecha sobre la izquierda y observa la luz caer desde la ventana, en actitud de espera. La atenta mirada del director, que permanece en silencio, cae sobre él. El tiempo parece detenido en el mundo hasta que el muchacho se envalentona, saca un cigarrillo del bolsillo derecho de su chaqueta y hace ademanes de encenderlo.
       — Aquí está prohibido fumar, ¿sabe? — dice el director.
       — ¿Y quién lo prohíbe? — pregunta el alumno. Hay en su voz seguridad y arrogancia; y una pizca de burla.
       — Yo — replica el director.
       — ¿Y quién es usted para prohibirme nada a mí?
Extraída de Google
       El director no contesta a la pregunta, sólo se levanta de su silla muy lentamente, como si transportara sobre sus hombros un peso de miles de millones de años de historia. Para cuando está de pie ya todo él se ha transformado: su cara es la de un lobo, sus manos, las garras asesinas del depredador, su respiración, la de un animal sediento de sangre.
       El joven se queda petrificado en su silla mientras el hombre lobo rodea la mesa, olfatea la estantería, pasa por detrás de él, y tras subirse primero a un sofá y luego a la mesa camilla, salta al suelo y se le acerca por detrás. Los puntiagudos colmillos del hombre lobo están a sólo unos centímetros de su yugular. El aliento de la bestia llega nítido a las fosas nasales del muchacho.
       Luego el lobo deja su gruñido amenazador a un lado de su oreja izquierda, saca su asquerosa lengua y le embadurna de la cara de saliva, una saliva espesa y pegajosa. El alumno se orina de miedo.
       El lobo vuelve a su sitio, a su silla del otro lado de la mesa. Para cuando sus posaderas tocan la piel negra del sillón de director, de nuevo es ya otra vez sólo un hombre, un hombre en un cuerpo de anciano.
       — ¿Es suficiente con esto? — pregunta.
       — Sí, señor director – dice el muchacho.
       — Bueno, pues vuelva a clase y sea bueno. 


18 de diciembre de 2015 

       El claustro de profesores está en la sesión de evaluación de cada viernes.
       — Juan Francisco Ortega López — dice el director.
       Todos los profesores, siete en total, afirman que la llamada a capítulo ha causado los efectos deseados, que el alumno es la sombra de lo que era. Sólo Matilde, la profesora de ética se atreve a preguntar:
       — ¿Cómo es posible este milagro, Señor Director?
       — Le he dado un susto, ¿sabe? Un buen susto.



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Posdata:
Si alguien ve a Juan Francisco de aquí al lunes catorce y quiere advertirle de lo que le espera, por mí que lo haga. No pienso decir nada a nadie.



         

Sabios

Extraída de Google

El suelo es de colores en otoño
porque ellos se despojan de su vestido verde,
limpian su cobertura de impurezas
y quedan tan desnudos y tan frágiles
sin esa juventud que los protege…


En otoño,
estos árboles que vacían sus ramas
me despiertan.


Dime por qué, Señor,
por qué los hombres
nunca dejan caer sus hojas muertas.




Si no hay paz (3)

Extraída de Gooble

Llegó la Navidad 
del Niño que esta vez se me aparece 
entre los indefensos 
que imploran nuestro auxilio.

Las calles resplandecen 
y hay gente que llenándose de gozo 
ignora la desgracia 
como a pariente incómodo. 

Mientras la rabia sigue 
como implacable endriago 
cargando los fusiles 
de tanto miserable. 

En medio del terror 
que no entiende de pueblos… 
el alambre de espino 
y los muros de acero. 

Y es el odio el que observa
la vitrina excluyente 
y clava la discordia 
y explosiona en la Tierra. 

Llegó la Navidad en Occidente, 
y hay niños refugiados 
que no tienen hogar 
e imploran nuestro amparo. 

Ojalá que el Nacido se nos quede 
en la cuna del alma, 
y el mundo que en su espíritu se mece 
insufle bien de amor a la esperanza.

Fiebre

La fotografía es de Santiago Solano

“Tú no puedes volver atrás”
José Agustín Goytisolo


       Para cuando regrese, tenme lleno
el vaso del recuerdo. Cuando vuelva,
yo abriré el arcón de los espectros.
Tú ten tan sólo el vaso a rebosar
de sopa de nieve, con su umbría
y su nostalgia.

                    La lágrima oscura
vendrá conmigo. No temas, que yo
le diré que abrillante el dolor
de los rincones. Tú, de amor el vaso
lleno, de aquel dulce imposible
que los días se llevaron al otro
lado del cielo.

                    Yo te iré
dibujando en el cuaderno las alas,
el pelo y los ojos tronco de árbol
La sombra de la casa
y de plegarias, muy apoyados
los codos sobre la tabla redonda
de la mesa. Tú, el brasero abajo,
bajo la falda, y arriba, por cielo,
el techo blanco y la curva del arco
que hiciera el abuelo.

                    Para cuando
vuelva, casa, casita del pueblo,
tenme lleno el vaso del recuerdo.
Yo te llevaré el viento enfurecido
del presente, y este dolor oculto
de mieles y anocheceres perdidos...

y la fiebre de no saber si
al volver, realmente se vuelve.



Mi fiel mariposa

















Yo soy de espacios abiertos...
soy de monte y de campiña,
de donde la luna brilla
donde el sol me da calor,
donde a la tarde y sin prisas
te traigo historias de amor.

Allí despliego mis alas
hablo con el ruiseñor
con la lluvia, con el viento
les hago “una petición”…
que tu vida goce siempre
de “un toque” de inspiración.

Y yo seguiré volando
por el cielo, allende el mar
seré tu fiel mariposa
y te llevaré a un lugar…
NO VERAS ALLI OTRA COSA…
¡que poemas por pintar!