Un Sueño por Navidad





       Nunca le ha gustado el trabajo de la casa, y la tiene casi siempre “patas arriba”. Hasta a veces ha invocado a San Isidro para que le envìe un Ángel, y le eche una mano.  La ordena un día, y a los dos días siguientes, como por arte de magia, otra vez está desordenada. Y cuando tiene intención de coger el aspirador, o la escoba, depende del lugar de la casa en que esté, le viene a la mente un poema, se dispersa, y se pone a escribir.
       A veces, como ahora, se siente muy mal, porque le gustaría ser como su amiga, la cual es “asquerosamente” ordenada. No tiene “ni un trapito” fuera de lugar.
       Le gustaría…”clausurar” su casa y marcharse a una editorial. En su despacho, un ordenador grande, una ventana a la calle con mucha luz, una cesta con infusiones (te verde, te negro, zumos) y varios packs de galletitas sin azúcar, a la cual es adicta. Eso sí…se llevaría con ella a su grupo de amigos: Marco (el mosquito), René (el pato), a Lulú (la ratoncita del bar) Milly (la ranita traviesa), ¡al caracol y al conejo!, Antón (el sapo pianista), ¡Carlos!…su amigo el ratón, y también a ese otro personajillo travieso, que halló una vez, cuando viajaba en su Nave espacial...además de otros. Por supuesto, de su brazo iría… “su fiel mariposa”.
       - Hey tú, despierta, y ponte a trabajar, hay mucho que hacer en casa.
       -¡Puff! ¡Qué despertar!
      -¡Me marcho a fregar el suelo! Y a lo mejor, por el camino, me encuentro el calcetìn de mis sueños colgando de la chimenea de los deseos.