Yo, Babieca

Extraído de Google

Los caballos perdimos honor y dignidad
cuando los hombres nos domaron.
¡Qué humillación y que ignominia
el tener que llevarlos encima de nosotros!

Los caballos odiamos al jinete
y nuestro único deseo
es arrojarlo a tierra y desnucarlo.


Yo tuve suerte al conseguir la gloria.
¡Soy Babieca el caballo del Cid Campeador!


Era muy corpulento el Cid Campeador
y a su peso había que añadir
el peso de la espada y la armadura.
Y así días y días,
jugándome la vida en cien batallas,
recorriendo caminos polvorientos,
sucio, escasamente alimentado
y sin ninguna yegua con quien dulcificar
las penas de mi espíritu
con los placeres de la carne;
me he ganado la fama.


El Cid fue un hombre digno,
extraña condición en los humanos,
y yo guardo por él un gran afecto
que si los míos descubriesen
a coces, sin dudar, me matarían.


Y ya después de muerto,
aquí en el Paraíso Equino,
para no olvidar tantas hechos gloriosos,
cuando la luz declina,
pese a que está prohibido, a hurtadillas leo
un libro singular que narra nuestras gestas:
El Poema del Mío Cid.




... de "Mis personajes se pasean por La Red", 
Tomo II, Vision Libros, 2012