La magia de Un Rey Mago

       Eran tiempos difíciles…el padre había perdido su empleo, y la madre, cosía cada noche hasta altas horas de la madrugada, a fin de ayudar al sustento diario de la casa.
       Se avecinaba el Día de Los Reyes Magos, y su única hija pedía una bicicleta. Su madre trató por todos los medios de convencerla respecto a aquél abrigo verde que habían visto en la tienda, y que era el mejor regalo que podría pedir al Rey Melchor. Pero la niña deseaba, más que cualquier otra cosa en el mundo, tener una bicicleta y de momento tuvo una idea:
       - Mami, no hay problema, ustedes me compran el abrigo, y Los Reyes me traen la bicicleta.
       Al final, la madre no tuvo más remedio que desvelar el misterio de Los Reyes Magos, el cual, aún con doce años de edad, para aquella niña resultaba algo inverosímil. Cada año recibía los mejores regalos, y su primo, al que le llamaban Papito, le decía siempre: 
       - ¡Los Reyes Magos no existen! 
       Pero ella lo desmentía rotundamente...
       - ¡No!.estás equivocado, porque mami y papi nunca me hubiesen podido comprar todo esto.
      Y llegó el Día de Reyes, y al levantarse, encontró colgando de una percha el abrigo verde, sonrió, y dio las gracias. Su padre entonces le dijo: 
       - Mira detrás de la puerta.
       Y allí estaba…una preciosa bicicleta de color verde, con sendos “rabos de gato” (adorno) colgando de cada manubrio
       - ¡Y además, tiene timbre!

       Aquella niña era…soy yo. 
       Y quizás, porque esta misma fecha se repite cada año, me ha venido a la memoria aquél día, y pienso que muy bien podría reflejar la situación que muchos padres podrían estar atravesando actualmente, a fin de complacer a sus hijos, y conservar en sus corazones la magia de Los Reyes Magos. 
       Hoy, he querido relataros esta historia, a la vez que agradecer a mi padre, que hace tiempo me falta, su gran sacrificio y cariño para que yo viese realizado mi sueño. Sé que estará sonriendo cuando lea esta historia. 
       Yo estoy llorando en este instante. 


       También comentaros que mi madre dijo: 
       - Miguel, si yo hubiera sabido que le ibas a comprar la bicicleta a la niña, yo no se lo hubiese contado.