El belén de los indignados

Extraído de Google

       Estoy indignado, indignadísimo, tanto como cuando el quince eme. La vaca está deprimidísima, lanza unos mugidos tan lastimeros que más parecen aullido de lobo. Al asno se le quebró un diente anteayer, mientras intentaba llamar la atención de un niño regordete del otro lado del escaparate: eso de dejarse caer por el acantilado al estilo supermán tiene sus riesgos. Y yo, como protesta, he dejado de mover mis alas y me he quedado inmóvil, sobre la teja más alta de esta Posada de La Anunciación.
       Todos estamos indignados, indignadísimos, todas las miradas se van al nuevo, al caganer de la coleta.