Gritos en la noche


Extraída de Google

Cenábamos, Colette y yo,
en un pequeño y familiar bistro
donde reina la calma
sin dejar de mirarnos a los ojos.
Si la felicidad existe
sólo puede encontrarse en las pupilas
de la persona amada.


Cada noche,
en un modesto hotel
levantábamos un altar
a la loca pasión que nos unía.
Ni el bistró ni el hotel existen ya.
¿Dónde encontrarte ahora
mi soñada Colette? iQué triste está París si tú no estás!


Te busco infatigable por los viejos faubourgs.
Subo las escaleras de Montmartre 
anhelante te espero hasta el amanecer,
me paseo sin nimbo por el Barrio Latino
y te lloro en la plaza Furstenberg.


Las sombras ya comienzan
a envolver en misterio la ciudad.


He salido al balcón
para llamarte a gritos en la noche
y que mi voz retumbe
por todos los tejados de París.
Para pedir que vuelvas te leo este poema.


¡ Colette,
allá dónde te encuentres
reúnete conmigo,
regresa junto a mí aunque estés muerta!



... de "Itinerarios poéticos", Sial Fugger, 2006