Motivos para reír



       Estoy sentado en la sillita de madera arrimada a la pared. Con las cuatro extremidades de mi cuerpo correteo toda la casa que es un primor. A dos, como hacen ellos, me es del todo imposible. Lo intento una y otra vez, me tiro de la silla y todo; pero no lo consigo. 
       Mama viene a buscar los restos de mi naufragio cada dos por tres. Ha llegado papa. Se miran, se hablan, pero yo no entiendo nada. Por eso cuando papa me da un beso en la frente, yo suelto una carcajada, la nueva manera de decirles que les quiero.