Personal e intransferible

Fotografía de Justin Holcomb


Estoy intentando no ser ayer
descubriendo el paso que nos trascienda,
que me obligue a pasear por tu noche desvestida,
percibiendo el universo con absoluta quietud
hasta donde la luz brille indefensa.

Desde el rumor del agua dormida,
hasta la pregunta del poema quieto,
como un río
a la espera de su justa medida.

Presa de la textura dueña de tu costado,
defino la estructura cimiento de mi esfera
y dirijo mi pequeña vida hacia el testimonio de tu palabra
para que alumbres el territorio con cautela,
en este espacio sin límites que es mi carne ensangrentada.

Retira la humedad que enmohece el punto exacto del poro imborrable
y deja que la esencia talle la ternura y nutra los resquicios todos
que no alcanzo con las manos.

Estoy intentando no ser ayer,                                             
ralentizando mi paso nocturno
sabiéndome dueña de mi espectro,
hundiendo mi infinito en la pared de mi techo,
recordando el pequeño tiempo de pinceladas precisas
y luchas contra el espejo.

No entiendo el bostezo del mundo,
sólo intento despertarme acariciando la herida
sumando signos que me incluyan,
mi envoltura resiste,
hilvano el hueco y camino redondeando los restos llovidos,
trepándome reinvento mi pupila huérfana,
apoyada sobre esquinas de puntas infinitas,
borrando con un minutero transformista
vacíos o silencios que espesaban la sangre volcada a su otoño.

A veces mi espíritu responde
a la clave de esas voces descubriéndonos la trama.