Primeras picardías
Hace ya varios meses
desde el pasillo escuché
unos ruidos extraños
que salían del cuarto
de mi cuidadora.
Mirando por la cerradura
vi como mi papá
tumbado sobre ella
hacía ejercicios de gimnasia.
Desde entonces yo hago lo que quiero
amenazando a la chica.
— Voy a contarle todo y todo a mi mamá.
Mi cuidadora llora
y me pide que nunca diga nada.
No he abierto la boca, es muy buena conmigo
y además desde entonces,
sin saber el motivo,
he comenzado a mirar
sus piernas y los bultos de su blusa,
y me gusta observarla planchando sus braguitas.
Ayer me decidí y volví a amenazarla.
— Voy a contarlo todo y todo a mi mamá,
si no haces conmigo eso que hacías con papá.