El escribano

Extraída de Google


       Sed amarga, cruel esclavo,
       abrigando la carencia.
       Más el mar que viene alzado,
       trae sedimentos de miseria.

       De lo propio a lo escaso,
       del devenir de los días.
       Se entristece la alegría,

       de ver inacabados los vasos.

Mundo ruin, soez, esquivo,
deslucido, si os merece.
Que no arredra al distraído,
más si para, ¿quién padece?

De maltrechas acerillas,
donde posan tantos pies.
Ya recogen las plumillas.
lo que los ojos no ven.

Vive al fin el escribano,
que rellena lo olvidado,
convirtiendo lo pagano,

maravilla, puesta en mano.