La condición humana


A mi amiga Carmen Fabre


       Yo Carmen conocí, de joven, a una Señora que llamaban Inspiración, y que me iba dictando desde no sé qué cielo todo cuanto escribía.
      Luego conocí a un señor que se llamaba Técnica y de apellidos Esfuerzo Diario, que me iba traduciendo la chapuza de textos que me enviaba la Señora Inspiración.
       Luego, un amigo mío, Simmons, para más señas, me dijo que está bien que yo reconozca a estas dos personas distinta y verdaderas, pero que hay una sola verdad y es que toda la empatía humana, todo aquello que nos une, está siempre a disposición de los que escribirnos, en un lugar llamado Amor, que es una fuerza tan real como la gravedad, y tan potente como ella.
      Y yo ando en la duda de que todo esto sea o no sea. Y vienes tú ahora y me hablas de un caballito de mar que se llama Hipocampo en el que está todo esto que yo escribo, dormido, esperando a que yo lo despierte, a que lo comparta… y me desconciertas, porque el Hipocampo es un algo tangible, carne de cerebro humano, algo físico que caerá con lo físico.
      ¿Qué ocurrirá con todo eso que sigue ahí dormido y que yo no decida compartir? ¿Se perderá para siempre? 

Besoabrazote.