Las 50 sombras de Grey. La pelicula


     No he leído el libro de E.L. James, uno de los mayores éxitos editoriales de todos los tiempos con más de treinta millones (el número oscila según las fuentes) de ejemplares en papel vendidos (¡en estos tiempos!, en los que ya supone todo un éxito vender tres mil), pero lo cierto es que lo he ojeado así por encima y siento no estar de acuerdo con sus detractores, no parece una obra maestra pero… sí, está muy bien escrito. Y es lógico que sea de este modo, cuando se lanza un producto comercial de esta envergadura, el texto original ha tenido que ser corregido una y mil veces por todo un equipo de redactores, no es para menos.
     Pero la verdad es que tenía ganas de ver la película por curiosidad y ahorrarme el tiempo que debía dedicar a la lectura de la trilogía, aunque desde luego me esperaba un esperpento al ser consciente de la calidad del cine actual.
     Pues no fue así, la película de Sam Taylor-Johnson me ha parecido estupenda, vamos, bien acabada hasta en sus últimos detalles. Para empezar la fotografía, con uso magistral de la luz, tanto de interiores como de exteriores, y la música me parecen excelentes.
     En cuanto a la adaptación, intuyo que es más que aceptable. Teniendo en cuenta que no se habría podido hoy en día comercializar - en circuitos normales - un film que corría riesgo de calificarse como pornográfico, encima sazonado con tintes sadomasoquistas, puesto que la censura, quizás acertadamente según qué casos, sigue existiendo en el mundo occidental pese a que se esfuercen en contarnos lo contrario, los guionistas se han debido esforzar muchísimo para transformar el argumento del que partían, repleto de escenas muy fuertes, en una historia visualmente solo erótica, subidita de tono pero muy aceptable para su visionado por la generalidad del público.
     Y lo han logrado de una forma satisfactoria. Así pues, las escenas amatorias con que nos obsequia el film, aparte de románticas, son tremendamente estéticas, de un erotismo refinado, sin ninguna escena de sexo explícito y además libre de esos pobres recursos del cine rosa mediocre como los consistentes en sábanas “pegadas con silicona” al cuerpo de las actrices.
    Moralmente, bueno, he oído muchas críticas sobre si el libro y la película están haciendo un flaco favor a la causa del maltrato de género y la violencia machista, pero a mí, que ya digo no he leído el libro, me da la sensación, descontados topicazos nefastos como el de la supremacía estética del poder y la riqueza, de que, al menos el film, da la sensación de una victoria de la protagonista, la bella, sobre la bestia, que sí, accede inicialmente a lo de los azotes y la fusta, pero se termina plantando ante los correazos, y por supuesto no firma el famoso contrato.
     Por lo tanto, se percibe al final de esta primera entrega, un cierto triunfo de la inteligencia femenina sobre la barbarie masculina representada por el sadismo, esa monstruosa aberración que se deleita con el dolor ajeno, y que por supuesto, en su esencia genuina, no se conforma con una apariencia de sufrimiento.