Cuando llegue la primavera
y la paleta muestre el pintor,
se alzará el bejuco en la piedra,
negociando un nuevo verdor.
Y de aromas hablaremos,
luchando por ser el mejor.
Y a los pájaros envidiaremos,
volar alto y cantar a su amor.
Cuando llegue el verano
y el infierno padezca calor,
volverá el berreo del gamo,
y los niños jugarán bajo el sol.
Sortilegios a la luz de la luna,
alboradas de bello fulgor.
Reencuentros que nos acunan,
y mirarás a los ojos al amor.
Cuando llegue el otoño
y se calme el candor del estío,
resecarán las ramas tus demonios,
y partirán tus hojas al río.
El polvo del viaje teñirá tus canas,
la razón calmará tus sentidos.
Reirás recordando batallas,
y en su mirada verás al amigo.
Cuando llegue el invierno
y la nieve se vuelva inmortal,
doblarás por fin los cuadernos,
de los días que no volverán.
La fría bruma será fiel cobijo,
aliado llamarás al dolor.
Los recuerdos serán como hijos,
y en su pálida mano apoyarás tu amor.