Domingo de Ramos

Extraída de Google
       Nos levantamos una hora antes, por aquello del cambio de horario. Nos aseamos y salimos a misa. Confesamos. Así entramos limpios en esta Semana de Pasión. Al salir compramos unas porras y unos churros. Desayunamos en casa, cogidos de la mano. Luego yo me tumbo que el paseíto ha sido largo para mi convalecencia. Me quedo pensando en la semana que llevo sin salir de casa y me duermo, y ella aprovecha y sale a despejarse.
       La casa agota tanto o más que la enfermedad. Me despierta el teléfono más allá de las dos. Me he comprado un bolso, dice ella.