Extraído de Google |
La luz que ha producido
la fragmentación de los datos
al pulverizarse y caer
se va quedando arriba,
cada vez más lejos, creando
la impresión óptica de un cielo
estrellado: puntos de luz
sobre un tapete negro
que parece infinito.
Descienden
hacia la ausencia misma.
El tiempo parece un viejo
reló varado en la playa
de un mar de pensamientos.
Llegan al muro del silencio.
Tantean sus frías paredes
y las manos recuerdan el dolor
del hielo. Sólo
la voluntad de seguir adelante
se mantiene firme.
Entonces
ven las esferas. Ciento
una esfera de ciento
y un elementos cada una.