Ebriedad

Extraída de Google

Ya sueña mi pestaña
ebria, curva y fuerte,
que la mece la luna
en su seno sinuoso.
Ya se mueve una rama
desde el azul que corre
hasta la gran cruz del sur,
desde el vino que bebí
hasta esa copa de sol.


Me agacho ante la puerta
de mi gran mala suerte,
doblego la rodilla
mirando a las vacantes
y cabalgo escuchando
a los rojos efluvios
que me entran por la boca
en un ataúd de llanto.