Artimaña

Extraída de Google
Por presiones externas
tuvieron que abolir
la pena capital,
pese a considerarla
idónea y justa
todos los habitantes
de aquel pequeño estado.


Vigilando la puerta
un alguacil indiferente.
Morbo en la sala del Juzgado
repleta de curiosos.
Alguien intenta contener
la tos inoportuna.
Musita avemarías una vieja.
Hace calor, se masca chicle.


El acusado confesó
ser el autor de aquel terrible crimen,
y fue considerado
por unanimidad culpable.


Habla el Juez: — Este Tribunal,
oído el veredicto,
condena al acusado
a comer cada día
cuarto kilo de dulces
hasta el final de su existencia.
El juicio ha terminado.


Perdón soy forastero no comprendo
sentencia tan absurda.
Lo lógico sería
una dura condena,
máxime en este Estado
en donde hasta hace poco
había ejecuciones.


La pena capital está abolida,
y por lo tanto la sentencia,
amigo forastero,
es razonable, justa
y se atiene a derecho.
Le parece ridícula
porque ignora, señor,
que el acusado es diabético.



... de "Mis personajes se pasean por La Red", 
Colección de Claves Líricas
Vision Libros, 2012