Extraída de Google |
Antes de encarnarnos, Dios nos llama a despacho y nos da a escoger entre bolsa, collar o pulsera. Esa simple elección va a establecer el total de los parámetros de nuestra vida.
El collar y la pulsera tienen tantas cuentas como días vamos a vivir. Y cada cuenta está compuesta por una palabra con sentido pleno.
Cuando dormimos, lo que realmente hacemos es abrir la cuenta que nos toca vivir y prepararnos para afrontarlo.
Pero en la bolsa están todas las palabras sin orden ni concierto. Es el caos. Escribir es esto, el vano intento de ordenar y comprender nuestros días.