El borrico lento

Extraído de Google
con arreglos


       Nos llevaban a los ocho hermanos en un carro todo de madera con asientos a los lados que arrastraba un borrico que llamábamos lento se pueden imaginar ustedes por qué, bajo aquel sol hirviendo y aquella mucha luz, por aquellos caminos de tierra que allanaban los pies de los hombres y las bestias.
       Había tiempo para contar los dineros que te daban en casa para la feria muchas veces.
       Digo esto porque un año conté las monedas hasta diez veces: una perra gorda y diez perras chicas.
       Pero lo peor fue que no sé cómo aquel año cuando llegué a Torrijos no tenía ninguna. El disgusto fue tremendo; pero no lloré: el ser muchos hermanos trae esto, que te las tienes que apañar tú sola muchas veces.
       Mi padre, cuando se lo conté, no dijo más que: “no sé hija, se habrán caído por el camino”. Y me dio una perra gorda más, y un beso.
       No sé cual de las dos cosas agradezco hoy más.