La voz de los niños

Extraída de Google
       Vemos la televisión. Los niños salen a un escenario y cantan. Los familiares aparecen de vez en cuando, a veces solos, a veces en imagen partida, con su ataque de nervios y sus lágrimas, y su amor de padres, y de abuelos, y de tíos. Hay un jurado, tres cantantes de reconocido prestigio sentados en unos sillones rojos, de espaldas, escuchando. Si les gusta lo que oyen giran el sillón y entonces a ellos se les cumple la ilusión que les ha llevado allí. Entonces ellos saben que cantan bien y que podrán seguir adelante, que sus sueños se van haciendo realidad.
       Es todo muy emocionante. A mi derecha, él, mi marido, parece que fuera a llorar. Yo recuerdo el patio de mi niñez, la mesa sobre la que yo subía mis ilusiones de artista. Fue mi padre quien me hizo realidad los sueños. Estaban hablando él y otro hombre, y mi hermana cantaba en algún lugar de la casa. ¡Qué bien canta tu hija! Y entonces mi padre dijo que sí que cantaba bien, pero que mejor cantaba yo, y me puso su mano sobre la cabeza. Recuerdo esto y digo: “Si yo fuera niña, iría a este programa”.