Con tinta china.

“Escribía con tinta china. Una vieja pluma de ganso, con su quilla afilada, le permitía garabatear su historia desde niño. Ahora anciano, temía que su vida acabara de golpe, sin aviso, y se cumpliera la maldición de la gitana a la que, de joven, no quiso dar dinero por leerle el futuro en la palma de
la mano. "Te ahogarás en tus lágrimas antes de escribir el final de tu vida", le amenazó, le dijo. El viejo escritor, enfermo de muerte, casi sin poder moverse, mojó por última vez la pluma en la tinta... antes de que la impotencia, la tristeza y el miedo, le golpearan el corazón y se tragara sus últimas palabras. Sin que nadie le viera llorar.”