Extraída de Goolge |
Cuando Elías Quimey construyó el castillo de la palabra, todos los caballeros estuvieron de acuerdo en que convenía vigilar desde las almenas, todos se comprometieron a mantener los graneros con una aportación mínima semanal. Había que dar ejemplo a los otros constructores, mantener viva la llama de la creación, que nunca faltaran unos versos cayendo en la bastedad de los días. Todo fue bien durante un tiempo.