Es así, azul y a veces gris
la voz de fuego que arde en mi boca.
Ella,
reverbera emotiva en su tálamo
cuando alcanza el hecho
y me va quebrando el alma con el verbo.
Y puedo sentirla y saberla
dentro de mí lírica y soberbia,
dulce-amarga
llenándome de vida hasta las trancas,
peinándome trémula la voz
en el trillado sonido que sale de mi boca.
Desmembrada,
ella llora y escala por mi labio abriendo su pestillo.
Y la siento,
la siento como alba voceando sus efluvios, evocando los
[sonidos,
ahora rotos y esparcidos por el iris que con ímpetu ha
[llorado.