Imagen tomada de Google |
Pasea su infinita ternura,
lame la tierra,
lento caminar del beso,
abrazo mortal sobre la hoja.
Las nubes se estremecen,
soplos de vida en su corazón.
Se elevan los sentidos,
abre la mirada
y sigue la senda de los verdes,
versos plateados pinta su cuerpo,
néctar de azúcar en su garganta.
Ay, quién pudiera vivir así,
tan pegadito a la tierra.
Mas ese sol, eterno padre,
profana su intimidad,
destruye en un sin querer
el humedal, todo el rocío.
Se acurruca presto a morir
en la espiral de su escultura.
Con sus latidos
el corazón no se armoniza,
y en el final,
ya sin aliento,
cierra la puerta de su morada.
Mas ese cielo atormentado,
vuelve a llorar,
alegre despierta del sueño oscuro.
La vida vuelve
y muy airoso
sigue el rumbo de su pintura.
Ay, quién pudiera vivir así,
creer que mueres, y no morir.
lento caminar del beso,
abrazo mortal sobre la hoja.
Las nubes se estremecen,
soplos de vida en su corazón.
Se elevan los sentidos,
abre la mirada
y sigue la senda de los verdes,
versos plateados pinta su cuerpo,
néctar de azúcar en su garganta.
Ay, quién pudiera vivir así,
tan pegadito a la tierra.
Mas ese sol, eterno padre,
profana su intimidad,
destruye en un sin querer
el humedal, todo el rocío.
Se acurruca presto a morir
en la espiral de su escultura.
Con sus latidos
el corazón no se armoniza,
y en el final,
ya sin aliento,
cierra la puerta de su morada.
Mas ese cielo atormentado,
vuelve a llorar,
alegre despierta del sueño oscuro.
La vida vuelve
y muy airoso
sigue el rumbo de su pintura.
Ay, quién pudiera vivir así,
creer que mueres, y no morir.