El bosque encantado


Como siempre en la mañana
muy temprano me fui a andar,
no tenía muchas ganas
y menos... de trabajar.

Y de repente en la calle
algo vi descomunal,
me desconcertó una planta
de un tamaño sin igual.



Me sentí muy pequeñita
y me embargó la emoción,
y es menester que yo admita
tal extraña sensación.

Asombrosos eucaliptos
campanillas de violetas,
¡un conejo! flores, setas;
incluso un león Gigante
me esperaba en bicicleta.

¡Era mi Hado!…
                          estaba en el bosque encantado!

Me llevó allí de visita
para darme una sorpresa
y aunque suelo ser muy lista
yo me quedé patitiesa.

Y es que a veces mi buen Hado
se transforma en un ratón,
una cigüeña, una rana,
¡amigos tengo un montón!
e incluso una caracola
que es de nueva aparición.

Y asimismo pude ver…
en un tronco de bambú
a una cobaya yacer
muy próxima a dar a luz.

¡Una Ceiba! majestuosa
llamó mucho mi atención
en su copa una paloma
sonreía de emoción.

Y aleteó de repente
para mostrarme su amor,
de una forma tan vehemente
que en el bosque salió el sol.

Y ahora yo estoy tan a gusto
que no me quiero marchar,
de este bosque con disgusto
si dejo de conversar.

Adoro las madreselvas,
con los delfines hablar.

Y ya para finalizar
un consejo aquí os predico:
¡Hay que aprender a soñar!
“alforjas” llevo en mi pico
con historias que contar……