Viejos cines olvidados

       Jaime inspecciona los cimientos del antiguo cine Palafox, sin encontrar justificación alguna al colapso del edificio. Sale al exterior y camina hacia la esquina, antaño recta y estirada, que el tiempo ha curvado dejando desconchados con forma de corazón. La examina con detenimiento. «Nadie como ella sabe de secretos, nostalgias, tristezas y alegrías. Si las esquinas hablasen…», piensa. Y la esquina, al saberse observada, muestra su mejor cara y se desprende de un cartel amarillento, en un intento de despertar los recuerdos de Jaime e implorar clemencia ante el derribo.
       Con el alma encogida, le ve marchar mientras lucha, un día más, por alejar la soledad que se esconde entre el polvo acumulado en su arista.